"Cuan feliz es el hombre inocente sin delito, el mundo que se olvida del mundo olvidado. El eterno resplandor de una mente sin recuerdos, se cumplen las oraciones y se rechazan los deseos."




lunes, 10 de agosto de 2009

{Nostalgias de un Sábado a la noche, entre pañuelos de papel y música del recuerdo}


¡Ay! Esa nostalgia que surge un sábado a la noche cuando la fiebre y la gripe te tienen encadenada a tu cama sin poder sentir el viento otoñal penetrarse en la piel y calar los huesos suave y apaciblemente.
Meditando sobre el pasado surgen esas dudas que nunca pude resolver. Por ejemplo por qué cuando somos chicos tenemos unas ansias locas de crecer, de ser grandes, y cuando llega el momento en lo único que podemos pensar es en volver a ser esos nenes que juegan sin preocupaciones disfrutando hasta del detalle más ínfimo del universo.
Son noches enteras sin dormir recordando, volviendo a vivir esos momentos en mi imaginación, quemándome la cabeza reflexionando sobre etapas de vida salteadas justamente por esta pretensión insulsa, sin sabor.
¿Cómo hacer hoy para recuperar el tiempo perdido? ¿Cómo libero ahora a la Cindy de 6 años que pareciera estar olvidada debajo de tantos problemas del presente?
Mientras que el resto de mis compañeros tienen ese deseo del viaje de egresados, de la fiesta de fin de año, de su futuro en distintas universidades estudiando las carreras profesionales que eligieron, lo único por lo que palpita mi corazón es la necesidad insaciable de volver a vivir aunque sea una sola vez esa infancia dorada que tuve.
Tan inmenso es el miedo que tengo a crecer que casi como una ambigüedad me transformo en un adulto en cuerpo de adolescente. Una joven vieja, si.
¿Por qué? Pourquoi? Why? Warum?
Quizá siento que defraudo a esa propia esencia que es mi “YO” en 1998, quizá tenga miedo a nunca poder enfrentarme a los cambios que inevitablemente van a ocurrir y me niegue esas ganas que tengo cuando paseo en alguna plaza de correr a las hamacas y entre esos vaivenes jugar a volar.
Yo era invencible, o mejor dicho, así me creía. Mi escudo era mi familia, nada me podía pasar si ellos estaban a mi lado. En cambio ahora… ahora soy tan vulnerable.
No se si son las hormonas adolescentes que hacen que llevemos todos los sentimientos al extremo o si esto de ver fotografías viejas provocan una catarsis en mi alma, pero puedo jurar que no me atrevo a mirarme a un espejo por miedo a no reconocerme.
Irónico, ¿no?
Mis momentos de placer son el caminar sola por la calle cerca de algún lugar del que era “habitúe” de infante, o desviar la mirada siempre que el colectivo pasa por ese parque al que iba todos los días a jugar (que en mi imaginación era un mundo aparte, no un simple pedazo de terreno donde el intendente había hecho poner un poco de arena en un pozo y un tobogán y un par de subibajas)
Oh, desencantada princesita… ¡vuelve a mi! No dejes nunca que te olvide, sos lo que da fuerzas y ganas de transitar sin (o mas bien, con) penas la vida.


La infancia es como un fantasma que viene a nosotros muy de vez en cuando, en esos momentos en los que parece que el incontrolable mundo de hoy nos absorbe y nos transforma en androides sin emociones.
Yo siento una brisa que me rodea y realiza en mí una maniobra de CPR cuando me ahogo entre tantos obstáculos.
Es muy útil tener siempre vigente una imagen nuestra de cuando éramos niños. ¿No me crees?
Seamos objetivos: ¿cuantas veces nos hemos comportando como si tuviéramos 5 años otra vez? Esos pequeños deslices de personalidad que tenemos son la manera clara de mantener vivos a esos niños que jamás deberían irse, ni ocultarse, ni dejarse de lado.
Yo de verdad me siento viva cuando resucito mi pasado, cuando reacciono y no traiciono mis propios sueños. El volver atrás me ayuda a avanzar.
Estamos viviendo el futuro de un pasado, y vislumbramos un futuro más lejano aún. Que mañana se va a transformar en un nuevo presente y por ende un nuevo comienzo.
La vida es tan confusa y extraña que necesitamos aferrarnos a esos pequeños motores de lucha, que nos ayudan a creer, que nos hacen creer en la existencia… que nos generan esa mirada positiva y esas ganas de gritar, de festejar que estamos vivos; y así abrazar la vida, con todos esos miedos y cambios que acarrea con ella.


Bubulina ॐ

7 comentarios:

Paquita Pedros dijo...

Hola cielo mio una excelente entrada me encanto tu texto
un beso

Alan dijo...

Ohhhhhhu, esta entrada me llegó profundamente. Las veces que pienso en esto... Las noches enteras meditando los problemas que puedo tener hoy en día, comparado a los problemas de ese momento, que eran nada. ¿Cómo volvemos? ¿se puede volver? A mí también me preocupa esto de lo que hablás. Y por más que me quiera ir de viaje de egresados, y pasar a una siguiente etapa, como es la facultad, me cuesta muchísimo despegarme del alma de niño. Hoy justo me cayó la ficha muy seriamente. Es como que ya casi me voy de viaje, vuelvo, y en 2 meses no hay más secundaria, cosa que yupi, genial, pero a la vez pasamos tantos momentos gracias a la secundaria, o al menos, mientras estábamos en la secundaria. Si a uno le cuesta dejar la secundaria (al menos interiormente), lo que cuesta dejar la niñez... muchas penas.
Te acompaño profundamente en el sentimiento. Ya iba a escribir algo sobre esto, que siempre me da vueltas en la cabeza.
Un beso grande :). Y aún así, la vida no es tan mala.

GOGO dijo...

Bubuuu..!! que esa niñaaa no se vaya nuncaaa..no la dejessssss..!!

lindo leerteeee...siemnpree..!!

mi cariñooo a coloresss..!!

Vicky E.Durán dijo...

Hola Chiquilla, realmente magnífica tu forma de expresar esas dudas, interrogantes en tu vida. Creo que lejos de ser una vieja en piel joven, eres alguien que se forja desde sus raíces, nunca hay que olvidar a esos niños que un día fuimos, porque perderlos, es perder nuestros propios sueños. Te felicito tienes un blog muy bonito.
Un abrazo
Vickie

Guirroma dijo...

ES MUY GRATO PARA MI LEERTE,TAMBIEN ME SIENTO ORGULLOS QUE ME HAYAS COMENTADO ENMI BLOG VAGABUNDODELOSSUENOS-GUIRROMA

GRACIAS

princesita ojos de arena dijo...

me ha pasado y te entiendo perfectamente. somos pequeños niños en un cuerpo adulto...
te sigo! me seguis?

antonio dijo...

Como me gusta leerte saludos.